One Piece ha cerrado oficialmente su primera gran etapa tras más de 26 años en emisión ininterrumpida. Con la emisión de su episodio más reciente, la serie basada en el manga de Eiichirō Oda entra en una pausa histórica que marca el final de una era para la animación japonesa.
Estrenado en 1999, One Piece se ha convertido en uno de los animes más longevos y populares de todos los tiempos, superando ampliamente el millar de episodios. A lo largo de estos años, la serie ha mantenido un ritmo de emisión semanal casi constante, con interrupciones mínimas.
Tras este cierre simbólico, la serie afrontará un parón de varios meses antes de regresar con un nuevo modelo de emisión. A partir de su vuelta, el anime pasará a organizarse en temporadas divididas en bloques, con pausas programadas entre tandas de episodios, abandonando así el formato semanal continuo que había mantenido hasta ahora.






Este cambio coincide con el avance hacia la denominada saga final de la historia, una etapa clave en la que se resolverán muchos de los misterios y tramas desarrollados desde el inicio de la obra. El propio Eiichirō Oda ha señalado en varias ocasiones que el desenlace de One Piece ya está en marcha.
La noticia ha generado reacciones divididas entre los seguidores: mientras algunos lamentan la reducción del número de episodios anuales, otros celebran el nuevo enfoque, confiando en que permita una mejor planificación, mayor calidad narrativa y una adaptación más fiel del manga.
Con este punto de inflexión, One Piece se despide de su etapa más extensa y se prepara para encarar el tramo final de una de las aventuras más importantes de la historia del anime.


