Hoy, 15 de noviembre, conmemoramos el 190 aniversario del natalicio de José Rufino Reyes y Siancas, mejor conocido como José Reyes, uno de los pilares artísticos más trascendentales de la República Dominicana y el genio detrás de la música del Himno Nacional Dominicano.
Nacido en Santo Domingo el 15 de noviembre de 1835, José Reyes se destacó como un músico sensible, disciplinado y profundamente inspirado por el espíritu de su patria. Su formación y su talento lo convirtieron en uno de los compositores más respetados de su tiempo, dejando un legado que hoy sigue siendo símbolo de identidad y orgullo nacional.
El músico que le dio alma a la patria
La obra de Reyes abarcó una diversidad de géneros: mazurcas, valses, pasodobles e himnos, tanto laicos como religiosos. Su estética musical fusionó la elegancia europea del siglo XIX con el carácter emocional caribeño, creando piezas que lograron conquistar al público y enraizarse en la tradición dominicana.
En 1882, José Reyes llevó al pentagrama la melodía que marcaría de manera definitiva la historia musical del país: la música del Himno Nacional.
Un año después, el 16 de agosto de 1883, la composición fue estrenada durante la celebración de un nuevo aniversario de la Restauración de la República, acompañada de la letra escrita por Emilio Prud’Homme.
Aquel estreno uniría para siempre los nombres de Reyes y Prud’Homme en la memoria de la nación.
Un reconocimiento que él no pudo ver
Aunque su música se convirtió rápidamente en una expresión ceremonial de la dominicanidad, José Reyes falleció el 31 de enero de 1905, sin llegar a presenciar la oficialización de su obra más importante.
Fue casi tres décadas después, el 3 de mayo de 1934, cuando el Himno Nacional Dominicano fue declarado oficialmente símbolo patrio, consolidando así la trascendencia de su creación.
Un legado que trasciende el tiempo
Más allá del himno, José Reyes dejó un repertorio amplio y valioso. Compuso obras para actos civiles y religiosos, piezas de salón, bailes populares y composiciones de corte clásico. Su música forma parte del acervo cultural dominicano, testimonio de un creador que supo interpretar el espíritu de su tiempo y de su nación.


