La joven Lisbeth Suriel, de 24 años, desmintió por completo la versión ofrecida por el Hospital Doctor Vinicio Calventi, en Los Alcarrizos, y aseguró haber sido víctima de negligencia médica durante su cesárea y en el posterior proceso de recuperación, al que calificó como “un infierno”.
Según su testimonio, fue dada de alta directamente desde la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) a su hogar, a pesar de encontrarse en condiciones críticas. Denunció que no recibió el tratamiento adecuado y que, incluso, debía limpiarse las heridas con sábanas sucias mientras estas drenaban líquido.
“Ellos dicen que todo fue según el protocolo, pero eso no es cierto. Yo salí del hospital con una infección y los glóbulos blancos en 23,000. Eso casi me cuesta la vida”, declaró Lisbeth, visiblemente afectada.
Gracias a la intervención del Defensor del Pueblo, fue trasladada al Hospital Materno Dr. Reynaldo Almánzar, donde finalmente recibió la atención médica y el trato humano que necesitaba. Desde entonces, ha mostrado una notable mejoría.
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Lisbeth también desmintió las declaraciones de la doctora Alfaro, directora del Hospital Calventi, quien había asegurado que su bebé nació con complicaciones. “Mi hijo nació en perfectas condiciones y fue dado de alta de inmediato. No tuvo ningún problema. El único riesgo fue el que me causaron a mí”, afirmó con firmeza.
El caso ha generado gran indignación pública, al evidenciar fallas graves en los protocolos médicos y una preocupante falta de responsabilidad institucional por parte del Hospital Vinicio Calventi, centro que ha estado en el centro de múltiples denuncias por supuestas negligencias.
Lisbeth sobrevive hoy para contar su historia y exige justicia, con la esperanza de que ninguna otra mujer tenga que pasar por el mismo sufrimiento.