Conocida cariñosamente como Maíta, María Cristina Camilo es y será parte esencial de la historia de la comunicación, la cultura y el arte en la República Dominicana.
Con más de siete décadas de trayectoria, su vida se convirtió en un testimonio de pasión, disciplina y amor por el oficio de comunicar. Locutora, actriz, presentadora, enfermera y formadora, Camilo es, sin dudas, una de las mujeres más influyentes del siglo XX y XXI en el país, un verdadero patrimonio viviente de la nación.
Orígenes humildes
María Cristina Camilo Rodríguez nació el 25 de diciembre de 1917, en San Francisco de Macorís, provincia Duarte. Quedó huérfana de madre cuando apenas era una niña, y fue criada por su tía Basilia Camilo Pantaleón y su esposo Bartolo Amarante Méndez.
Fue prima segunda de las Hermanas Mirabal, pues su padre, Basilio Camilo Pantaleón, era primo hermano de Mamá Chea, madre de las Mirabal.
Estudió en el Colegio Inmaculada Concepción de La Vega, donde se formó en música y aprendió piano y mandolina. Aquella formación temprana le otorgó una excelente dicción, un tono de voz melodioso y una sensibilidad artística que más tarde marcarían la diferencia en su carrera profesional.
Posteriormente, se graduó como enfermera quirúrgica, profesión que ejerció por más de una década en una clínica de la provincia. Sin embargo, su destino estaba escrito frente a un micrófono y una cámara, pues el llamado de la comunicación se volvió irresistible.
El paso a la televisión dominicana
El gran salto en su vida ocurrió entre 1948 y 1949, cuando respondió a una convocatoria en La Voz del Yuna, emisora que luego se transformaría en La Voz Dominicana. Allí se convirtió en la primera locutora del país, un hecho que rompió esquemas en una sociedad conservadora donde las mujeres apenas tenían presencia en los medios.
El 1 de agosto de 1952, su nombre quedó grabado en la historia: María Cristina Camilo fue la conductora del primer programa transmitido en la televisión dominicana, el espacio Romance Campesino. Con ello se convirtió también en la primera mujer presentadora de televisión del país y una de las pioneras en América Latina.
Ese mismo año inició su relación con la Lotería Nacional, donde trabajó como presentadora de los sorteos durante más de 60 años. Su presencia, cargada de sobriedad y elegancia, acompañó a varias generaciones de dominicanos que la reconocían como una figura de confianza y respeto.
Pero su talento no se limitó a la locución o la presentación. María Cristina Camilo también brilló en el teatro, la música y las telenovelas. Participó en producciones como Cosas de mi Tierra, Felipa y Macario y El Estelar de Brugal, que marcaron la televisión dominicana de mediados del siglo XX.
Con los años también incursionó en el cine, actuando en películas como «Un macho de mujer» (2006), «Mi novia está de madre!» (2007), y «Arrobá» (2013).
En tiempos más recientes, volvió a conquistar la televisión con el programa «Abuelos 911», transmitido por RTVD, en el que se dirigía especialmente a los adultos mayores, ofreciendo orientación, acompañamiento y motivación.
Reconocimientos:
Su trayectoria ha sido reconocida en múltiples ocasiones. El 18 de abril de 1977 fue condecorada con la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Caballero. Ha recibido el Gran Micrófono de Oro de la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) en 1991, además de múltiples premios por su aporte a la locución y la televisión. En 2021, a los 103 años, fue distinguida con un Premio Soberano especial por su carrera.
En 2022 se instituyeron los Premios Maíta, que llevan su nombre como homenaje y buscan reconocer a comunicadores destacados en la televisión dominicana. Asimismo, la Cámara de Diputados y otras instituciones del Estado la han declarado “leyenda viva” por su contribución invaluable a la cultura nacional.
El pueblo dominicano la recuerda como un símbolo de profesionalidad, ética y entrega. No en vano, durante décadas se le ha considerado “la voz confiable de la nación”.
María Cristina Camilo no solo fue pionera en la televisión y la locución, sino que abrió puertas a miles de mujeres que hoy trabajan en medios de comunicación. En una época en la que la presencia femenina era limitada y cuestionada, su talento y determinación demostraron que la mujer podía ocupar con éxito espacios de liderazgo y ser referente en el ámbito público.
Su vida es testimonio de que el arte de comunicar va más allá de la voz o la imagen: es también un compromiso con la verdad, la educación y la cultura de un país.
