Nueva York. – El activista dominicano Eduardo Sánchez parte de su vida en la ciudad de Nueva York a defender los derechos del colectivo LGBTQIA+, especialmente de las mujeres transgénero, grupo al que pertenece. En un contexto político y legal cada vez más adverso, Sánchez se une a las voces que claman no solo por igualdad, sino por algo más elemental: el derecho a existir.
“Ser trans no es una decisión que se toma a la ligera. Es algo con lo que se nace. Requiere de mucha fortaleza, especialmente dentro de la cultura latina”, expresó el activista, quien creció en un hogar cristiano en una zona rural de República Dominicana.
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Este domingo, durante el Gran Desfile del Orgullo en Manhattan, Eduardo marchará una vez más junto a nuevas generaciones de activistas que, a diferencia de décadas anteriores cuando la lucha se centraba en el matrimonio igualitario y la eliminación de barreras laborales, hoy se enfrentan a un panorama más complejo. “Ahora la batalla es por el derecho a existir, a ser reconocidos como seres humanos”, afirmó.
Avances en Nueva York, retrocesos federales
A pesar de que la ciudad de Nueva York se mantiene como un santuario para la comunidad trans, con leyes estatales y municipales que brindan protección, los recientes recortes y decisiones federales amenazan con desmantelar años de avances.
Entre las medidas impulsadas desde el retorno del expresidente Donald Trump al escenario político, figuran la eliminación del acceso a atención médica de afirmación de género, restricciones a la participación de personas trans en equipos deportivos, y la clausura de programas educativos sobre diversidad.
La situación se agravó la semana pasada con una decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos que permitió la entrada en vigor de la ley SB1 en Tennessee, la cual prohíbe tratamientos de afirmación de género, como bloqueadores de la pubertad o terapia hormonal, para menores de edad. Este fallo sienta un precedente que avala leyes similares en al menos 25 estados del país.
El impacto en la salud mental y el bienestar
Eduardo Sánchez advierte que los efectos de estas medidas ya se sienten en la comunidad, especialmente entre los más jóvenes. “Conozco adolescentes que no cuentan con el respaldo de sus familias, muchos han sido echados de sus casas. El acceso a salud mental no es un lujo, es una necesidad”, recalcó.
El activista subrayó que la transición de género debe abordarse desde una perspectiva individualizada. “Cada joven tiene su propio universo emocional y social. No es lo mismo quien tiene apoyo que quien enfrenta abandono”, dijo.
Ante este panorama, el Concejo Municipal de Nueva York aprobó recientemente una legislación para ampliar la información sobre protecciones legales, recursos para víctimas de delitos de odio y procesos de cambio de nombre y marcador de género, con el fin de fortalecer los servicios para esta población vulnerable.
Entre el progreso y la resistencia
A pesar de los avances en la percepción pública, la aceptación de la transición de género en menores continúa siendo un tema divisivo. Una encuesta de Gallup de 2024 revela que el 51% de los estadounidenses considera que el cambio de género es moralmente incorrecto, mientras que el 44% lo acepta moralmente. Sin embargo, más del 60% se opone a leyes que prohíben los tratamientos de afirmación de género para menores.
“Lo más peligroso no es solo el rechazo social, sino cuando se convierten en leyes que silencian, que eliminan servicios, que niegan la identidad”, concluyó Eduardo Sánchez, con la esperanza de que la resistencia colectiva mantenga viva la llama del orgullo y la dignidad trans.