

Cada 28 de mayo, el mundo levanta la voz en favor de una causa todavía invisibilizada: la higiene menstrual. El Día Internacional de la Higiene Menstrual se celebra para sensibilizar a la población sobre la importancia de tratar la menstruación como un asunto de derechos humanos, salud pública, equidad de género y dignidad.
Aunque menstruar es un proceso biológico natural, para millones de niñas, adolescentes y mujeres en todo el mundo sigue siendo una fuente de vergüenza, estigma y exclusión social. En pleno siglo XXI, hablar abiertamente del periodo sigue siendo un tabú en muchas culturas. Esta efeméride pretende cambiar esa realidad.
Un día con sentido simbólico
La elección de la fecha 28 de mayo no es casual. El número 28 representa la duración promedio de un ciclo menstrual, mientras que mayo, el quinto mes del año, alude al promedio de cinco días que dura el sangrado. Esta combinación busca darle visibilidad a una experiencia universal, pero que aún se vive en silencio, en la desinformación o, peor aún, en la precariedad.
El día fue creado en 2014 por la organización WASH United, con sede en Alemania, cuyo trabajo se centra en el acceso a agua, saneamiento e higiene (de allí sus siglas: Water, Sanitation and Hygiene). Esta organización ha hecho de la higiene menstrual una prioridad, entendiendo que no se puede hablar de igualdad sin abordar los derechos menstruales.
¿Por qué es tan importante hablar de higiene menstrual?
La higiene menstrual no se limita a tener acceso a toallas sanitarias o tampones. Implica educación, condiciones sanitarias adecuadas, acceso al agua limpia, productos higiénicos seguros y la erradicación de los estigmas culturales que hacen del ciclo menstrual una desventaja estructural para muchas mujeres.
En zonas rurales, campos de refugiados o contextos de pobreza extrema, las niñas a menudo faltan a la escuela cuando menstrúan, ya que no cuentan con baños adecuados ni productos higiénicos. Esto contribuye al abandono escolar y limita su acceso futuro a mejores oportunidades.
Además, en muchos países las mujeres enfrentan discriminación o aislamiento durante su periodo: se les prohíbe entrar a templos, cocinar, dormir en camas familiares o incluso asistir a clases. Estas prácticas no solo vulneran derechos, sino que atentan contra su integridad física y emocional.
Datos que duelen, pero impulsan el cambio
- Más de 500 millones de mujeres y niñas en el mundo carecen de los recursos necesarios para gestionar su menstruación de manera segura y digna.
- En muchos países en desarrollo, 1 de cada 10 niñas falta a la escuela durante su periodo.
- Algunas mujeres utilizan trapos sucios, papel periódico, hojas o ceniza como sustitutos de productos sanitarios, lo que representa un grave riesgo para la salud.
WASH United: una red global por la higiene menstrual
Desde su fundación, WASH United ha liderado una campaña global para derribar tabúes, formar alianzas estratégicas y promover el acceso universal a condiciones de higiene dignas para la menstruación. Actualmente, trabajan con más de 550 organizaciones en todo el mundo, desde ONGs locales hasta entidades multilaterales.
Sus iniciativas incluyen:
- Programas educativos en escuelas sobre menstruación y salud reproductiva.
- Proyectos de construcción de baños y estaciones de higiene en comunidades vulnerables.
- Campañas para la distribución gratuita de productos menstruales.
- Acciones de incidencia política para eliminar impuestos a productos sanitarios (como ha ocurrido en países como Escocia o India).
¿Cómo podemos conmemorar este día?
El Día Internacional de la Higiene Menstrual es una oportunidad para pasar de la concienciación a la acción concreta. Aquí algunas maneras de involucrarse:
- Hablar abiertamente sobre la menstruación en familia, en escuelas o en redes sociales.
- Educar a niñas y niños por igual sobre los procesos menstruales y eliminar mitos asociados.
- Apoyar iniciativas locales que provean productos sanitarios en comunidades vulnerables.
- Promover políticas públicas que incluyan la higiene menstrual como parte de los derechos sexuales y reproductivos.
- Donar productos menstruales a refugios, escuelas rurales o centros de acogida para mujeres.