La Habana.– La tradicional peregrinación al santuario de San Lázaro, en El Rincón, a las afueras de La Habana, se vio marcada este 17 de diciembre por una menor afluencia de devotos, en un contexto atravesado por la crisis económica, la migración y los brotes de dengue y chikunguña que afectan a la isla.
Lázaro, un cubano de 72 años, llegó una vez más al santuario tras recorrer cientos de kilómetros desde Viñales, en la provincia de Pinar del Río, cumpliendo una promesa que, según cuenta, ha mantenido durante 26 años. Sin embargo, asegura que cada vez observa menos personas en el camino. A su juicio, la disminución comenzó tras la pandemia de la covid-19, que dejó a muchas personas con problemas de salud y redujo la capacidad de los fieles para realizar el largo recorrido.
Otros devotos ofrecen explicaciones distintas. Diemelys Hernández, de 45 años, avanzaba de rodillas por las calles embarradas tras las lluvias, como parte de su promesa al santo. Para ella, la menor presencia de peregrinos está relacionada con la emigración masiva registrada en los últimos años, impulsada por la profunda crisis económica que atraviesa Cuba.
La escasez de alimentos y medicinas, la inflación, los prolongados apagones eléctricos y el impacto de enfermedades como el dengue y la chikunguña han afectado la vida cotidiana de la población, lo que también se refleja en una de las manifestaciones religiosas más importantes del país.
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San Lázaro, figura venerada tanto en el catolicismo como en las religiones de raíz yoruba, congrega tradicionalmente a miles de personas cada 17 de diciembre. No obstante, este año la devoción se expresó en un escenario de dificultades que, según los propios creyentes, han transformado la histórica peregrinación.
