Santo Domingo. – La confiabilidad industrial no tiene por qué sonar complicado. Para el ingeniero Juan Felipe Ramírez, se trata simplemente de lograr que los equipos funcionen bien, por más tiempo y con menos sorpresas. Con más de una década de experiencia en hidrocarburos y minería, Ramírez ha recopilado lecciones que hoy traduce en recomendaciones prácticas para técnicos y gerentes.
Uno de sus consejos principales es “escuchar a las máquinas”. Pequeños cambios de vibración, ruidos irregulares o variaciones de temperatura pueden anticipar fallas graves. “Las máquinas avisan antes de fallar”, afirma. Para él, los ingenieros jóvenes deben aprender a interpretar estas señales más allá de las alarmas automatizadas.
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Otro principio clave es no depender únicamente de la tecnología. Sensores y plataformas digitales son aliados, pero no reemplazan la experiencia humana. Ramírez recuerda proyectos donde sistemas costosos generaron grandes volúmenes de datos que nadie supo interpretar.
“La tecnología sin cultura no sirve”, recalca.
El ingeniero también destaca la importancia de cuidar los datos como un activo. Un modelo predictivo solo funciona con información histórica confiable. “El dato es la memoria del equipo”, explica. Para Ramírez, bases de datos sólidas y registros precisos son tan importantes como el mantenimiento físico de los equipos.
Además, advierte sobre no apresurar resultados. La confiabilidad requiere tiempo. En varios proyectos, los indicadores mostraron mejoras significativas solo después de un año de seguimiento constante. “La paciencia es parte de la estrategia”, asegura.
Otro punto clave es ver el mantenimiento como inversión, no gasto. Cada parada planificada o mejora preventiva genera ahorros a largo plazo. “Si se recorta el mantenimiento, tarde o temprano la operación lo paga más caro”, advierte Ramírez.
El ingeniero resalta también la comunicación entre áreas. Detectar un problema es inútil si la información no llega a quienes toman decisiones. Recomienda reuniones periódicas entre mantenimiento, operaciones y finanzas para compartir información en un lenguaje común.
“La confiabilidad no es de un área, es de todos”, subraya.
Finalmente, insiste en aprender de los errores sin ocultarlos. Cada falla es una oportunidad de mejora. “Lo peor no es equivocarse, sino permitir que el error se repita”, concluye.
Para Juan Felipe Ramírez, escuchar a las máquinas, valorar los datos, ser pacientes, invertir con visión, comunicar y aprender de los errores son los pilares de la confiabilidad industrial. Más que técnicas, son hábitos que, aplicados con disciplina, reducen riesgos, optimizan operaciones y protegen vidas y activos.


