Hablamos por WhatsApp y volvimos a coquetear.
El día del encuentro llegó. El preámbulo fue fabuloso: besos, caricias… nos dejamos arrastrar por la pasión.
En medio de la entrega, algo inesperado ocurrió: un gesto fuera de lo habitual que, al principio, me desconcertó.
Me cuestioné: ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué significaba?
Aunque me tomó por sorpresa, decidí no detenerme. Todo siguió su curso y, al final, la experiencia resultó intensa. Luego, por curiosidad, decidí indagar.
Algunos lo llaman salirofilia, otros lo consideran simplemente un juego erótico. En esencia, se trata de explorar formas distintas de conexión y placer, en las que la confianza, el consentimiento y el deseo mutuo juegan un papel fundamental.
La salirofilia es una práctica o preferencia sexual que consiste en sentir excitación erótica a través del acto de escupir o ser escupido, ya sea en la boca, en el rostro o en otra parte del cuerpo, siempre dentro de un contexto íntimo y consensuado.
Para algunas personas, este tipo de dinámica puede despertar sensaciones vinculadas con la entrega, la complicidad y la ruptura de lo convencional. Es un juego de roles, de poder, de límites que se negocian con respeto.
Eso sí: todo debe hacerse desde el acuerdo y la comodidad de ambos, pues sólo así puede convertirse en una experiencia placentera y enriquecedora.
La diversidad del deseo es cada vez más visible y celebrada en nuestra sociedad.
Y después de conocer más sobre el tema, comprendí que aquello que un día me sorprendió… Hoy me gusta. Hoy, incluso, lo busco.


