Santo Domingo.- La inteligencia artificial ha dejado de ser una innovación emergente para consolidarse como un pilar estratégico dentro del sistema financiero. Su impacto va más allá de la eficiencia operativa, ya que está reconfigurando modelos de negocio, habilitando nuevos servicios y fortaleciendo la gestión de riesgos en un entorno cada vez más dinámico y regulado. Firmas como EY, con amplia trayectoria en transformación digital del sector financiero, están marcando la pauta sobre cómo adoptar estas tecnologías de forma segura, ética y con una visión de largo plazo.
En el ámbito financiero, esta revolución tecnológica ha dado paso a una nueva generación de soluciones. De modelos centrados en la predicción, se ha transitado hacia sistemas generativos y agentes autónomos capaces de ejecutar tareas, generar contenido y tomar decisiones con autonomía. Estas capacidades abren oportunidades sin precedentes para optimizar procesos, reducir estructuras de costos, diversificar fuentes de ingreso y avanzar en la inclusión financiera. No obstante, también exigen afrontar desafíos complejos en términos de gobernanza, cumplimiento normativo y disponibilidad de talento especializado.
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“En el entorno organizacional, la inteligencia artificial requiere algo más que curiosidad tecnológica. Exige una visión clara, estructuras de control robustas y una estrategia bien definida. Lo que nos simplifica la vida como usuarios, en una empresa implica rediseñar procesos, capacitar equipos y construir autonomía tecnológica. No se trata de un software tradicional, sino de una tecnología que se entrena, se ajusta y evoluciona”, afirmó José Rafael Sánchez Vecchini, Business Consulting Panamá – FSO de EY, durante su participación como vocero en un reciente congreso del sector financiero en República Dominicana.
Desde la óptica de EY, este tipo de soluciones no debe entenderse como herramientas aisladas sino como un nuevo sistema operativo empresarial. El desarrollo de arquitecturas propias, el uso de modelos de código abierto y la personalización de datos y prompts se están posicionando como activos estratégicos que impulsan la independencia tecnológica, refuerzan la seguridad y fomentan la innovación constante.
A nivel local, el sector bancario tiene ante sí un abanico de posibilidades que incluye la automatización inteligente de operaciones, asistentes virtuales que potencian el trabajo de analistas y equipos comerciales, experiencias de cliente más fluidas y personalizadas, así como la creación de productos digitales y soluciones embebidas. Sin embargo, estos avances deben gestionarse junto a retos críticos como la trazabilidad en la toma de decisiones, el cumplimiento regulatorio, los riesgos éticos y cibernéticos y la escasez de profesionales capacitados.