El presidente chino, Xi Jinping, instó a la «unidad» durante una inusual visita al Tíbet, cuya capital, Lhasa, acogió este jueves una ceremonia para conmemorar el 60º aniversario de la creación de la Región Autónoma, seis años después de la huida al exilio del dalái lama a la India tras un levantamiento fallido.
Se trata del segundo viaje de Xi como presidente a la región y está marcado por su simbolismo político después de que el decimocuarto dalái lama reafirmara que sólo la Fundación Gaden Phodrang, fundada por él, tiene autoridad para reconocer su futura reencarnación.
Pekín, por su parte, insiste en que su sucesor «deberá buscarse dentro de China y recibir la aprobación del Gobierno central».
Xi instó ayer a funcionarios de la región a construir un Tíbet «unido, próspero, civilizado, armonioso y hermoso», recoge la agencia estatal Xinhua, pese a las persistentes críticas internacionales sobre la situación de los derechos humanos y la libertad religiosa en la región himalaya.
El líder chino, que no mencionó directamente al dalái lama, agregó que se debe «garantizar la estabilidad» y «guiar al budismo tibetano en su adaptación a la sociedad socialista», destacando «la importancia de mantener el liderazgo del Partido Comunista chino (PCCh)» en la región.
Mientras, el principal asesor político chino y cuarto funcionario de mayor rango del Partido, Wang Huning, destacó hoy en una ceremonia conmemorativa -a la que asistió el Xi- que el Tíbet ha entrado «en su mejor período de desarrollo».
El funcionario enfatizó los «importantes proyectos y políticas nacionales que han transformado la región», lo que ha llevado a «una mejora en el nivel de vida y a un Tíbet socialista vibrante y moderno».
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«Esto demuestra plenamente el fuerte liderazgo del PCCh y las importantes ventajas políticas de nuestro sistema socialista», agregó.


