A muchísimas personas que han tenido sexo, en algún momento les ha pasado por la cabeza preguntarse si tienen una enfermedad de transmisión sexual (ETS). Puede ser porque tienen síntomas, porque hay algo que simplemente no se siente bien, porque tuvieron sexo sin protección y les quedó la duda, o porque ha pasado demasiado tiempo desde su último chequeo… o nunca se han hecho uno.
Digamos que por algún motivo te entra la duda y empiezas a buscar en internet. Te encuentras con muchos nombres de ETS, síntomas, fotos… y lo peor: descubres que podrías tener una (¡o varias!) sin siquiera saberlo. Sí, muchas veces las ETS no tienen síntomas y son peligrosamente silenciosas.
Las ETS más comunes que probablemente has oído nombrar son: virus del papiloma humano (VPH), herpes genital y oral, hepatitis B, VIH, sífilis, gonorrea, piojos púbicos, verrugas genitales, sarna, tricomoniasis y moluscum contagiosum.
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Cada una tiene síntomas distintos, que pueden aparecer y desaparecer, haciéndote pensar que ya te curaste, cuando en realidad la infección sigue ahí. Además, pueden ser muy leves o parecerse a otros problemas de salud. Todo esto hace que sea muy difícil saber si tienes una ETS solo por cómo te ves o te sientes.
Síntomas comunes que podrían indicar una ETS:
- Llagas o bultos en los genitales, muslos, nalgas o alrededores.
- Flujo diferente al habitual en la vagina o el pene.
- Ardor al orinar o necesidad de orinar con frecuencia.
- Picazón, dolor, irritación o hinchazón en los genitales o el ano.
- Síntomas similares a los de la gripe: fiebre, dolores corporales, ganglios inflamados, cansancio.
Pero ojo: estos síntomas también pueden deberse a otras cosas, como infecciones urinarias o vaginales por hongos o bacterias. Por eso no es recomendable autodiagnosticarse ni automedicarse, ya que podrías empeorar la situación.
Tampoco es buena idea ignorarlo y esperar que “se pase solo”. Muchas ITS pueden causar complicaciones graves si no se tratan, como infertilidad o mayor riesgo de contraer VIH. Además, puedes contagiar a otras personas sin saberlo.
Y aunque buscar en internet puede ser tentador, la sobreinformación y la desinformación puede confundirte más o llevarte a remedios nada recomendables.
La buena noticia es que la mayoría de las ITS se curan fácilmente con medicamentos. Y las que no tienen cura, se pueden tratar y controlar para llevar una vida sana. Entre más pronto recibas atención, más fácil será tratarlas.
La única forma segura de saber si tienes una ITS es hacerse pruebas.
Así que si tienes alguna duda, sospecha, síntomas o si sabes que tu pareja sexual tiene una ITS, hazte los exámenes pronto. Así puedes:
- Saber con certeza si tienes una ITS y cuál es.
- Iniciar tratamiento lo antes posible.
- Prevenir complicaciones y contagios.
- Cuidarte y cuidar a quienes te importan.