Cada 17 de julio se celebra el Día Internacional del Tatuaje, una fecha dedicada a reconocer una de las formas de expresión más antiguas, valientes y personales del ser humano: el arte corporal. Esta jornada rinde homenaje al trabajo de los artistas de la tinta y resalta la diversidad cultural, histórica y emocional que conlleva marcar la piel de manera permanente. Más que una moda, tatuarse es un acto de identidad, de memoria, de arte que trasciende generaciones.
Los registros más antiguos de esta práctica datan de hace más de 5,000 años. El caso más emblemático es el de “Ötzi”, el hombre de los hielos encontrado en los Alpes, cuyos restos momificados revelaron grabados en su piel con fines probablemente terapéuticos. A lo largo de los siglos, distintas civilizaciones han adoptado esta técnica con objetivos rituales, espirituales, sociales o medicinales. En el antiguo Egipto, en Polinesia, en tribus africanas, en Asia o en pueblos precolombinos, los tatuajes han sido usados como símbolo de estatus, de protección, de pertenencia o de transición hacia una nueva etapa de vida.
En la actualidad, el tatuaje ha evolucionado como una manifestación artística consolidada y ampliamente aceptada a nivel mundial. Según estimaciones recientes, más del 40% de los adultos jóvenes a nivel global tienen al menos un diseño permanente en la piel, y en América Latina la cifra continúa creciendo, impulsada por la apertura cultural y la profesionalización del sector.
República Dominicana no se queda atrás en esta tendencia. Cada vez más personas optan por plasmar en su piel símbolos personales, frases inspiradoras, retratos de seres queridos o imágenes que representan sus pasiones, creencias o vivencias. Desde figuras geométricas hasta ilustraciones hiperrealistas, el rango de estilos y técnicas se amplía cada año gracias al talento local y a la capacitación internacional de muchos artistas dominicanos.
El costo de los tatuajes en el país varía considerablemente. Todo depende del tamaño, el nivel de detalle, el estilo y la reputación del tatuador. Por lo general, los precios comienzan desde RD$2,000 para piezas pequeñas y simples, pero pueden superar los RD$30,000 o más cuando se trata de obras complejas, a color o de gran formato. Algunos estudios ofrecen servicios personalizados, citas privadas y protocolos de cuidado posterior que garantizan un resultado seguro y profesional.
Uno de los principales objetivos de este día es promover el respeto y la profesionalización del arte corporal. Esto implica mantener altos estándares de higiene, el uso de tintas aprobadas y materiales esterilizados, así como la educación constante de los artistas sobre técnicas, estilos y salud dermatológica. La seguridad es un factor fundamental, por eso se insiste en acudir a estudios certificados y no improvisar en lugares sin condiciones sanitarias adecuadas.
El Día Internacional del Tatuaje también sirve como una plataforma para derribar prejuicios. Durante décadas, quienes llevaban tatuajes fueron estigmatizados en algunos sectores de la sociedad, vinculados injustamente a la rebeldía, la marginalidad o el crimen. Hoy, esa visión ha cambiado significativamente. Profesionales, deportistas, artistas, académicos y personas de todas las edades y perfiles sociales llevan sus historias inscritas en la piel con orgullo.
En muchos países, esta fecha se conmemora con actividades abiertas al público, desde exposiciones de arte, demostraciones en vivo, jornadas de tatuajes solidarios hasta conferencias sobre historia y tendencias. En República Dominicana, algunos estudios aprovechan el día para ofrecer descuentos, colaborar con causas sociales o compartir con la comunidad sus procesos creativos.
Tatuarse es una decisión íntima y poderosa. Cada diseño es un símbolo único que acompaña al portador durante toda su vida. Ya sea como un acto de conmemoración, de transformación o de puro arte, el tatuaje representa una forma de narrarse a uno mismo sin palabras, dejando huellas visibles de lo que somos, de lo que fuimos o de lo que queremos ser.
Celebrar el Día Internacional del Tatuaje es, en definitiva, valorar el cuerpo como un lienzo, la memoria como inspiración y el arte como una forma de libertad.