Un reciente estudio científico podría arrojar luz sobre por qué los niños tienen hasta tres veces más probabilidades que las niñas de ser diagnosticados con trastornos como el autismo y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)
Investigadores de la Universidad de Rochester apuntan a una posible mayor vulnerabilidad de los cerebros masculinos frente a factores ambientales durante el desarrollo, especialmente a sustancias tóxicas conocidas como «químicos permanentes».
Estas sustancias, presentes en productos cotidianos como botellas de plástico, ropa resistente a manchas y hasta en el agua potable, pueden tardar siglos en descomponerse y han sido asociadas a problemas graves de salud como cáncer, infertilidad y malformaciones congénitas.
En este estudio citado por el dailymail, los científicos se centraron en un químico específico llamado PFHxA, utilizado en envases de alimentos y textiles. Al exponer a ratones en etapa prenatal y de lactancia a esta sustancia a través de sus madres, observaron que los machos desarrollaban conductas relacionadas con la ansiedad y la hiperactividad, síntomas similares a los del autismo y el TDAH.
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Aunque se necesitan más investigaciones para confirmar estos efectos en humanos, los resultados sugieren que los factores ambientales podrían desempeñar un papel más importante de lo que se pensaba en los trastornos del neurodesarrollo, especialmente en los niños.
Administrarle la sustancia de esta manera significó que las crías de ratón estuvieron expuestas a la toxina tanto en la etapa embrionaria como en la gestacional, a través de su sangre, y después del nacimiento a través de su leche.
Los científicos descubrieron que las crías de ratón macho mostraron cambios alarmantes en el desarrollo, incluyendo una disminución en los niveles de actividad, aumento de la ansiedad y problemas de memoria.