Diversos estudios en el campo de la salud mental señalan que la falta de actividad sexual puede incidir negativamente en el estado de ánimo de los hombres, al interrumpir procesos neuroquímicos que favorecen el bienestar emocional.
La actividad sexual activa la liberación de hormonas como la dopamina, serotonina y oxitocina, las cuales están vinculadas con el placer, la conexión emocional y la relajación. Cuando estas sustancias no se liberan con frecuencia, pueden presentarse cambios en el humor como irritabilidad, ansiedad, baja motivación y dificultades para conciliar el sueño.
Te puede interesar: Sexo secreto ¿Placer sin compromiso?
Además del aspecto físico, el sexo influye en la percepción del autoestima, la autovaloración y la intimidad emocional. En contextos donde la actividad sexual se asocia con la virilidad o el éxito personal, su ausencia puede generar frustración o sensación de inseguridad, impactando directamente en la salud emocional y las relaciones sociales.
Estudios publicados por universidades como Harvard y Coventry han identificado una correlación entre abstinencia sexual prolongada y un incremento de síntomas relacionados con el estrés y la depresión, especialmente cuando la abstinencia no es voluntaria o existe una necesidad afectiva insatisfecha.
Especialistas recomiendan abordar la salud sexual como un componente integral del bienestar general, promoviendo hábitos emocionales sanos, comunicación efectiva en las relaciones y atención psicológica en casos de cambios persistentes en el estado de ánimo.