Cada 28 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Juego, una fecha destinada a recordar y visibilizar la importancia del juego en la vida humana, no solo en la niñez, sino a lo largo de todas las etapas de la existencia. Más que una simple actividad recreativa, el juego es una expresión fundamental del desarrollo humano, la creatividad, la socialización y el bienestar emocional.
Origen y evolución de la celebración


La iniciativa de instaurar un día dedicado al juego se remonta a 1999, cuando la Asociación Internacional de Ludotecas (ITLA, por sus siglas en inglés) propuso la idea para sensibilizar sobre el derecho al juego.
La primera conmemoración oficial tuvo lugar en el año 2000, desde entonces, este día ha ido creciendo en importancia y alcance, logrando que hoy más de 40 países participen activamente en actividades que promueven el juego como derecho fundamental.
El impulso de esta celebración surge en un momento donde la creciente urbanización, la digitalización y las exigencias educativas y laborales han reducido el tiempo y espacio dedicado al juego libre, especialmente en las ciudades.
¿Por qué el juego es tan importante?
Generalmente, tendemos a asociar el juego exclusivamente con la infancia. De hecho, en nuestra cultura, jugar se relaciona con la niñez, y a medida que crecemos, solemos relegar esta actividad a un segundo plano, priorizando responsabilidades y obligaciones. Sin embargo, el juego no desaparece con la edad, sino que se transforma y se adapta, conservando su valor terapéutico, social y cognitivo.


El juego es vital para el desarrollo integral del ser humano. En los niños, fomenta la creatividad, la imaginación, la resolución de problemas y la adquisición de habilidades sociales. Pero también en adolescentes y adultos el juego sigue siendo una vía para el aprendizaje, el manejo del estrés y la conexión con otros.
Además, el juego tiene beneficios comprobados para la salud mental, ayudando a aliviar tensiones, estimular la motivación y generar felicidad. En tiempos recientes, con el aumento del estrés y la ansiedad derivados de la pandemia y el ritmo acelerado de vida, reconocer el juego como una herramienta de bienestar ha cobrado aún más relevancia.
El respaldo internacional: derechos y convenciones
Uno de los pilares que sostiene el Día Internacional del Juego es el Artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por las Naciones Unidas en 1989. Este artículo establece claramente que todo niño tiene derecho al descanso, al esparcimiento, al juego y a participar en actividades culturales y artísticas adecuadas a su edad.
Este reconocimiento legal es clave, ya que no solo subraya la importancia del juego para el desarrollo de la infancia, sino que obliga a los estados a garantizar condiciones para que ese derecho se cumpla. A través de políticas públicas, espacios seguros y programas educativos, los países tienen el compromiso de facilitar que todos los niños puedan acceder al juego libre y creativo.
El juego como lenguaje universal y conector social
El juego trasciende culturas, idiomas y fronteras. Es un lenguaje universal que permite la comunicación y la expresión sin necesidad de palabras. En comunidades diversas, jugar juntos crea vínculos, promueve el respeto, la cooperación y la empatía.
Este aspecto es fundamental en un mundo cada vez más globalizado y digitalizado, donde el contacto cara a cara y el tiempo de calidad con otros pueden disminuir. El juego ofrece una oportunidad para fortalecer la cohesión social y fomentar valores fundamentales como la inclusión y la diversidad.
Celebraciones y actividades alrededor del mundo


Durante el Día Internacional del Juego, organizaciones, escuelas, parques, ludotecas y comunidades organizan múltiples actividades para promover el juego. Talleres, juegos tradicionales, encuentros intergeneracionales, ferias de juguetes, competencias deportivas y eventos culturales son solo algunas de las formas en que se celebra esta fecha.
Además, esta jornada invita a reflexionar sobre la necesidad de espacios adecuados para que niños y adultos puedan jugar, como parques, plazas y centros recreativos, así como la importancia de permitir el tiempo libre necesario para esta actividad en la vida diaria.
En muchos países, el Día Internacional del Juego es también una oportunidad para alertar sobre los peligros que enfrentan los niños en contextos vulnerables, donde el juego puede verse restringido por factores como la pobreza, la violencia o la falta de infraestructura.
El juego en todas las edades: no solo para niños
Si bien la infancia es la etapa donde el juego tiene un papel esencial en el desarrollo, expertos en psicología y educación destacan que el juego es una actividad saludable y necesaria en todas las edades.
Los adultos pueden beneficiarse del juego a través de actividades recreativas, deportes, juegos de mesa, videojuegos, teatro, danza y cualquier expresión lúdica que les permita desconectar, estimular la mente y conectar con otros.
En este sentido, promover una cultura que valore el juego a lo largo de toda la vida es un desafío para las sociedades modernas. El Día Internacional del Juego también busca romper con los estigmas que asocian el juego con la frivolidad o la inmadurez, reivindicándolo como un componente clave para una vida equilibrada y plena.