Santo Domingo.- Este 14 de mayo se cumplen 26 años del fallecimiento de Manuel del Cabral (1907–1999), uno de los escritores más importantes de la República Dominicana y figura esencial de la literatura caribeña del siglo XX. Su legado, marcado por una poesía profundamente humana, social y metafísica, sigue vivo en la memoria cultural del país y del continente.
Manuel del Cabral fue poeta, narrador, ensayista, diplomático y también pintor. Su obra, vasta y diversa, abarcó temas como la injusticia social, la discriminación racial, el amor, el erotismo, la política y la existencia misma.
Su compromiso con la palabra lo convirtió en una de las voces más potentes del llamado negrismo literario, junto a autores como Nicolás Guillén, Luis Palés Matos y Aimé Césaire.
Nacido en Santiago de los Caballeros el 7 de marzo de 1907, Cabral mostró desde joven una sensibilidad poética que lo llevó a abandonar sus estudios de derecho. Su trayectoria se vio enriquecida por su carrera diplomática, que lo llevó a representar al país en Estados Unidos, Argentina, Colombia, Chile y España, entre otros destinos. Esta experiencia le permitió entrar en contacto con las grandes corrientes culturales de su tiempo, sin abandonar nunca su voz crítica y caribeña.
El compromiso de la palabra


Cabral fue un poeta de causas. Su obra cumbre, Compadre Mon (1943), es un canto épico a la dignidad del ser humano, especialmente del afrodescendiente, oprimido por siglos de esclavitud y racismo. Poemarios como Trópico negro (1942), Doce poemas negros (1935), La isla ofendida (1965) y Los huéspedes secretos (1951) revelan una sensibilidad profunda ante las heridas de su tiempo.
Pero también fue un poeta del amor y del cuerpo. En títulos como Sexo y alma o 14 mudos de amor, abordó el erotismo con una intensidad lírica pocas veces vista en la poesía dominicana, combinando lo sensual con lo trascendente.
Además de poeta, Manuel del Cabral escribió cuentos, novelas, ensayos y una autobiografía (Historia de mi voz, 1964). Aunque su narrativa no alcanzó la misma resonancia que su poesía, su obra cuentística ha sido valorada por la crítica por su profundidad psicológica y su mirada social.
Reconocimientos y vigencia


En 1992, fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura, máximo reconocimiento literario del país, otorgado por la Fundación Corripio y la Secretaría de Estado de Educación. A lo largo de su vida recibió elogios de figuras como Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou, quienes reconocieron en él una voz continental.
Cabral falleció el 14 de mayo de 1999, a los 92 años, en Santo Domingo. Sin embargo, su obra sigue presente, estudiada, reeditada y leída, tanto en el país como en el extranjero. Su hijo, el artista Alejandro Cabral, ha contribuido a mantener viva su memoria mediante la lectura de sus poemas, como en la serie Poemas negros sociales de los otros.
Un legado que perdura
Hoy, a 26 años de su partida, Manuel del Cabral sigue siendo un faro para la literatura dominicana y latinoamericana. Su poesía no ha perdido vigencia: continúa interpelando nuestras realidades, denunciando desigualdades, celebrando la vida y la naturaleza, y sobre todo, afirmando con fuerza que la palabra tiene poder.
Recordarlo no es solo rendirle homenaje, sino también leerlo, sentirlo y escucharlo, como él mismo escribió en su autobiografía: “Esta es la historia de mi voz. Y no hablo de la voz sonora, sino de la otra: la que escribe”.