Redacción.- Desde 2017, cada 2 de mayo se celebra el Día Mundial del Atún, una efeméride proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) mediante la resolución 71/124, con el objetivo de fomentar la conciencia sobre la importancia de una gestión sostenible de las poblaciones de atún. Esta especie no solo es clave para la seguridad alimentaria y la economía mundial, sino también para la salud de los ecosistemas marinos.
El atún es ampliamente consumido en todo el mundo, ya sea en platos sofisticados como el sushi o en preparaciones más cotidianas como ensaladas y conservas. Sin embargo, detrás de su popularidad hay una realidad preocupante: los ecosistemas marinos donde habita están bajo presión debido a la sobrepesca y al impacto ambiental de las actividades humanas.
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Una especie esencial para el equilibrio marino
Más allá de su valor económico y nutricional, el atún cumple un rol ecológico fundamental. Como depredador tope, regula las poblaciones de peces más pequeños y ayuda a mantener el equilibrio de las redes tróficas en los océanos. Además, por su naturaleza migratoria, contribuye a la dispersión de nutrientes en vastas regiones marinas, fortaleciendo la biodiversidad y la productividad biológica de diversas zonas oceánicas.
La ONU ha enfatizado que “el atún no solo es crucial para la seguridad alimentaria global, sino que también juega un papel vital en la conservación de la biodiversidad marina”. Su preservación, por tanto, es esencial no solo para garantizar el sustento de millones de personas, sino también para proteger la salud de los océanos.