Redacción.- Santo Domingo enfrenta un problema crítico con el tráfico, especialmente en este mes de diciembre, cuando los tapones parecen apoderarse de las calles desde temprano en la mañana hasta altas horas de la noche. Este fenómeno impacta directamente las rutinas de quienes deben desplazarse por la ciudad, provocando retrasos, estrés y desorganización en sus actividades diarias.
Testimonios del caos vial
Katie, una joven estudiante, relata que llegó tarde a su clase programada para las 9:15 debido al congestionamiento en las principales vías, como la avenida Abraham Lincoln.
“Gracias a Dios, mi profesora es flexible, pero no siempre es así para todos”, señala.
Por otro lado, Leslie Suero, quien también enfrenta dificultades con el tránsito, comenta que los profesores no siempre son comprensivos.
“Los tapones no son culpa mía, pero aún así terminamos afectados, con profesores que no entienden y un caos constante en las calles”, afirmó.
Para Juan Quesada, el problema radica en que “no importa hacia dónde uno se mueva, siempre hay un tapón”.
Otros como Carlos expresan que ni siquiera las rutas alternativas son una solución viable, ya que estas también suelen estar congestionadas.
“No hay forma de esquivarlo; el GPS no ayuda porque todo está igual. “Solo empeora a medida que se acerca el 24 de diciembre”, puntualizó.
Puntos críticos
Entre las rutas más congestionadas mencionadas se encuentran: Avenida Abraham Lincoln, Zona de Herrera y Pantoja; entre otras áreas céntricas y de acceso frecuente.
El tránsito en Santo Domingo parece estar “fuera de control”, según coinciden los ciudadanos, y es necesario un esfuerzo coordinado de las autoridades, como el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) y la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), para implementar soluciones efectivas.
Con la llegada de diciembre, los conductores enfrentan una mezcla de tapones interminables, accidentes frecuentes y calles desbordadas. Para muchos, llegar a tiempo a sus compromisos es una batalla diaria, agravada por la falta de opciones viables de rutas alternas.
Mientras los conductores buscan maneras creativas de enfrentar el caos, el estrés del tránsito sigue marcando el ritmo de la capital dominicana.